miércoles, marzo 01, 2006

Actividad Forestal en el Perú: En lugar de avanzar va marcha atrás.

La actividad forestal en el Perú se ha caracterizado por el desorden, los abusos, la ilegalidad, la corrupción, la prepotencia, la ineptitud, la ineficiencia… y así se podría continuar hasta llenar párrafos y párrafos de calificativos puramente negativos.

Se han llevado a cabo esfuerzos por tratar de mejorar esta situación, pero el remedio ha resultado peor que la enfermedad. La WWF – Perú ha estado empujando un proceso para mejorar el manejo de las concesiones forestales a través de su proyecto de Certificación y Desarrollo Forestal CEDEFOR con un significativo apoyo financiero de USAID. El proyecto ha estado facilitando la conformación de empresas para que estas puedan acceder a las concesiones. Lo que ha hecho es básicamente juntar a madereros ilegales, quienes carecen de capacidad técnica y moral, para que conformen estas empresas. El objetivo ha sido obtener la certificación reconocida de estas nuevas empresas en base a los dispositivos legales. Sin embargo, el principal logro ha sido potenciar la introducción de caoba de procedencia delincuencial en el circuito del mercado internacional, bajo la apariencia de extractores organizados en base a las concesiones.
WWF – Perú ha estado asesorando a estas nuevas empresas con planes de manejo en forma gratuita, quitando oportunidad a ingenieros forestales peruanos que podían hacer este trabajo. A fin de cuentas estos planes de manejo nunca fueron aprobados debido a su deficiencia y pobreza profesional y técnica. Y no podía ser de otra manera, ya que WWF – Perú contrató profesionales junior, chibolos egresaditos sin experiencia (que resultan más baratos) a quienes negreaba en el campo y eran mal pagados. Los resultados fueron un levantamiento de datos mediocre e insuficiente. A malos datos, malas propuestas de planes de manejo. En vista que estos planes de manejo no podían ser aprobados, WWF – Perú desesperadamente contrata personal dentro de la Intendencia Forestal del INRENA para que los aprueben.

Bajo las recomendaciones de WWF – Perú, las empresas concesionarias formadas empujaron los precios a pagar muy por encima de los precios base establecidos para acceder a las concesiones. Esto ha resultado en que los concesionarios no pueden cumplir con los pagos ofrecidos, encontrándose hoy con tremendas deudas ante el estado, abandonados a su suerte y sin salida alguna. Estas ofertas de pagar por encima del precio base han hundido las expectativas económicas de estos nuevos concesionarios y ha generado una total desconfianza ante el sistema de manejo forestal y reforzado de esta manera la extracción ilegal y el desorden.

En Tahuamanu por ejemplo, estos empresarios asociados bajo la supervisión de WWF - Perú se están dedicando a la venta de guías a cuenta de su concesión. Estas guías son entregadas a otros extractores ilegales que aprovechan para formalizar de esta manera sus actividades. Por otro lado, estos empresarios hoy por hoy no reciben apoyo alguno y son presa de los tradicionales grandes extractores que los habilitan para extraer caoba sin brindarles capacidad alguna de aprovechar sosteniblemente su concesión.

En vista de este tremendo problema generado, y sin haber solución alguna en el horizonte, WWF – Perú lejos de hacer frente a su responsabilidad, cierra y reduce sus oficinas en Tarapoto, Pucallpa, Sepahua e Iquitos, abandonando a aquellos a quienes ilusionó con una propuesta que a fin de cuentas no ha funcionado, peor aún, ha profundizado las dificultades y los conflictos. Los concesionarios no han conseguido lo que WWF – Perú les ofreció con tanta ilusión. Un rotundo fracaso a costa de aquellos que creyeron en los beneficios de la formalización. Hoy, por culpa de WWF – Perú, estos concesionarios no sólo desconfían de toda iniciativa para mejorar el sector, cerrándole puertas a otras instituciones que sí pueden trabajar más eficientemente en el asunto, sino que también han fortalecido la extracción ilegal y la corrupción.

Es injusto que se haya utilizado la imagen de los técnicos del Proyecto CEDEFOR como chivos expiatorios del fracaso de esta propuesta debida a la manipulación de los directivos de WWF – Perú. En muchos casos, el profesional responsable ni siquiera veía los documentos que llegaban del campo, sino que estos pasaban directamente al trámite por decisión de la oficial británica Linda Norgrove de la división de bosques de WWF – Perú. “Ya mándalo al INRENA y que se apruebe”.

Hoy WWF – Perú pretende, con otros proyectos auspiciados por la Comunidad Europea y el Fondo Italiano de Cooperación, manejar los recursos de las comunidades nativas en sus territorios, en las mismas regiones donde se aplicó el Proyecto CEDEFOR (Loreto, Ucayali, Madre de Dios a excepción de San Martín, pero incluyendo la selva central en la zona de Satipo). Este proyecto llamado Fortalecimiento del Manejo Forestal Sostenible en Territorios de Pueblos Indígenas es compartido con Agro Acción Alemana, Aidesep, Cesvi e Ibis, todas estas instituciones con antecedentes de manipulación de indígenas, tal como lo ha venido haciendo la oficial Norgrove bajo las órdenes de Teddi Peñaherrera de WWF - Perú.

¿Después de los antecedentes nefastos de WWF – Perú en el manejo forestal, puede pensarse que esta nueva propuesta tenga la posibilidad de ser siquiera medianamente exitosa? Imponerle el manejo forestal a grupos nativos sin preparación, sin las costumbres de quienes pretenden favorecerlos, sin la capacidad ni la tradición de manejo forestal, forzándolos a trabajar en un rubro que no manejan, será conducir la propuesta al fracaso y al despilfarro de presupuestos que a fin de cuentas sólo garantizan los sueldos de los funcionarios de estas instituciones. ¿Es realmente la voluntad de los nativos trabajar e involucrarse en este tipo de proyectos? Este proyecto garantiza su fracaso al ser concebido en las esferas de las oficinas de WWF – Perú y con anuencia y participación de exdirigentes indígenas quienes siempre han estado en contubernio con este tipo de organizaciones y que nunca han dado cuenta de los malos manejos que han hecho en detrimento de sus paisanos.

Aquellos que vemos los constantes abusos sobre los indígenas por parte de los madereros, que vemos por todos lados corrupción, ilegalidad y delincuencia, no podemos sino ser escépticos ante propuestas pobremente concebidas por organizaciones improvisadas en manejo forestal como es el caso de la WWF – Perú. Por lo que siempre he tenido por entendido, WWF ha sido una institución de protección de la vida animal amenazada, adoptando el oso panda como símbolo y caballito de batalla. Hoy que se meten a la madera, sin mayor experiencia en el asunto y de forma oportunista, tal vez terminen cambiando su símbolo del oso panda por el de una caoba.

Juan Pablo Ugarte. - Pucallpa, Ucayali

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